sábado, 1 de mayo de 2010

Que se lleve todo

Y resulta que el pasado se nos presenta molesto y desesperante,
como ese chicle en el pelo que nunca pudimos sacar sin cortar.
Barrimos y barrimos pero nunca se fueron las marcas.
Probamos con el agua de esas lágrimas olvidadas, y la suciedad corrió fría e intensa como aquel río de invierno, al que íbamos a pescar.
Finalmente nos dimos cuenta que olvidar no es sanar
y que caminar no es vivir.
Fue ese día en que, mientras nos besábamos, abrimos la ventana para dejar entrar al sol.
Llegamos al acuerdo eterno de que no había sido necesario…
Pero FUE.